En estos días estuve deambulando por las calles coloniales de Rubio, donde crecí y armado con mi cámara, traté de capturar algunas vistas o perspectivas interesantes de esas casonas viejas, maltratadas por el tiempo y por los descuidos de sus dueños; Creo que pude apreciar lo cautivador que puede ser un tejado antiquísimo bajo el amarillo de la luz de la tarde, lleno de zamuros, aves de rapiña a la espera de la muerte de otros, la muerte de esa casa, lenta y sutil, los cobija a ellos en su vigilia.
Lo viejo tiene un encanto especial: la huella del tiempo, los colores o más bien la decolorización, las texturas, el estoicismo, los ecos... sobre todo en lo que a arquitectura se refiere. Celebro lo viejo junto a estas aves en sus ´silentes coloquios con la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario